Encontrando el nombre del viento

17 comentarios . Categorias: Blog · El nombre del viento

Uno de los interrogantes que suelen surgir cuando un libro nuevo, la primera obra de un escritor desconocido, salta a la fama es: ¿cómo llegó el libro a manos de tanta gente? En el caso de Rothfuss, la curiosidad añadida es que El nombre del viento alcanzó un gran éxito entre lectores y críticos que, por norma general, no suelen leer novelas de fantasía. De modo que hace unos días preguntamos en nuestro Facebook cómo habían encontrado El nombre del viento sus lectores de habla española. La respuesta fue tan abrumadora que no hemos podido resistirnos a guardar aquí algunas de vuestras historias.

El nombre del viento, de Isi
El nombre del viento en Isla Cristina. Foto del blog de Isi.


Parece evidente que Rothfuss encontró a muchos de sus lectores por recomendación. María S. nos cuenta: «Un dependiente majísimo me lo recomendó. Me habló tan bien de él que me lo compré sin leer el resumen de la contraportada. Y le estoy muy agradecida porque me descubrió una de las mejores novelas que he leído hasta ahora». Internet también ha tenido su parte de culpa. Como dice Ana Belén: «Estaba buscando algo totalmente diferente por internet y leí en el blog de alguien que era muy buena historia y que tenía una chispa de fantasía (para aquellos que no estamos acostumbrados). No me pude resistir».

Pero sin duda, libreros e internet aparte, el boca a boca es responsable de un buen número de lectores de Rothfuss, aunque en ocasiones necesite cierta ayuda para calar, como fue el caso de Elennim Tuk: «Me lo recomendaron varios amigos, pero no lo compré. Meses más tarde soñé con Kvothe y me entró la urgencia. ¡Sólo me arrepiento de haber tardado tanto en leerlo desde que oí hablar del libro la primera vez!» Marilú G. aprovecha para dejar caer una indirecta: «Me lo regalaron por mi cumpleaños, como espero que ocurra con la segunda parte». Y el caso de Delfina M. fue una recomendación silenciosa: «Al principio no me llamó mucho la atención. Este mes de julio estuve en fisioterapia, y un chico llevaba todos los días un ejemplar hecho polvo, con hojas sueltas, mil anotaciones entre sus páginas… Me llamó mucho la atención y decidí leerlo. ¡Tan sólo tres días, tardé! Aún me arrepiento de haberlo dejado de lado en un principio».

Nos ha llamado la atención que, en varias ocasiones, el libro rebase generaciones. A Sergio E., por ejemplo, le regaló el libro su madre, profesora de literatura. Pero otras veces son los hijos quienes atraen a sus padres al mundo de Kvothe. Marlén M. nos dice: «Llegó a mí a través de mis hijos, para que luego digan que los jóvenes no nos enseñan nada». Y en ocasiones, la lectura puede incitar a la paternidad repetida, como parece que está planteándose Julián C.: «El Nombre del viento me lo regaló mi hijo pequeño, y disfruté horrores leyéndolo. Mi hijo mayor me acaba de regalar The Wise Man’s Fear, y ya he empezado a leerlo. Sólo tengo dos hijos; si publican una tercera parte, ¿tendré que tener otro hijo para que me lo regale?»

Estas son solo unas pocas de las más de cien personas que encontraron el nombre del viento y nos lo han contado, pero todas sus historias merecen la pena. Las tenéis en este enlace, en nuestra posada Roca de Guía particular, donde también esperamos escuchar la vuestra.

 
 
 
 

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